Me llamo Sara, tengo 30 años, estoy casada con el hombre de mi vida y soy mamá. Mi bebé se llama Héctor, tiene casi 4 meses, es rubio con los ojos azules, no sé muy bien de dónde los ha sacado, pero son preciosos, es dormilón, alegre, tierno, guapo a rabiar, no porque sea mi niño, es un precepción totalmente objetiva.

Héctor tiene Síndrome de Down.

Sólo quiero contaros nuestra historia.

sábado, 9 de mayo de 2015

Vida slow.

¡Tengo tantas cosas que contar y tantas ganas de hacerlo!

 Llevo tres meses de mucha actividad, externa e interna. Mi cuerpo es una fabrica de pensamientos, proyectos, planes y... Nuevas vidas. Nuestra pequeña y feliz familia aumentará el próximo mes de Noviembre. ¡¡YUJUUUUU!! Sip, estoy embarazadísima, de 13 semanas, llevo dentro de mí un peque ser.

Estamos muy contentos, muy ilusionados, muy asustados, muy muy muy. Desde siempre mi buenorro y yo hemos sabido que queríamos una familia con varios niños, todavía está por concretar si 2 ó 3, pero el caso es que desde que me quedé embarazada de Hectolinomylove ya fantaseaba con la idea de tener varios pequeñitos jugueteando por la casa. :)

 Como ya me han repetido varias veces las mismas preguntas desde que empecé a decir que estaba embarazada he podido meditar en algunas cosas, y he aquí mis respuestas. Estoy feliz, segura de que un hermano o hermana es lo que más va ayudar en el desarrollo de Héctor. Sé que tener Alguien mas o menos de su edad incordiandole y jugando con él será el mejor estímulo del mundo.

 ¿Tengo miedo? Como cualquier mujer que se queda embarazada, me da miedo que surjan complicaciones, me da miedo no tener tiempo para volver a pintarme las uñas nunca mas, me da miedo el dolor que pasaré en el parto... Y sí, de vez en cuando se me pasa por la cabeza de tener otro niño con Síndrome de Down, ¿cómo no pensarlo? Bueno, no sé, no es que me de terror, puesto que Hectolinomylove es lo mejor de mi vida con diferencia, me siento completa desde que nació y afortunada por poder compartir mi vida con él. Si volviera a vivir mi vida cien millones de veces, cien millones de veces le escogería como hijo. Pero eso no significa que no me asalten de vez en cuando, muy de vez en cuando debo decir, ciertas dudas. Nada raro. Nada que no sea humano. En realidad el único miedo que me invade es volver a tener diabetes gestacional y pasarme todo el embarazo sin poder zamparme un donut. Por favooooor, que me va a tocar todo el veranazo, y quiero comer helado! Centrándome en mi vida actual... los progresos de Héctor han sido fiuuuuuu una pasada, no os he contado que los neurólogos consideran que el Sindrome de West está curado, y en un mes y medio! Mi niño es un gigante. Ha sido un alivio y hemos podido respirar un poquito. Me siento tan orgullosa de él... No se queja, nos dedica su preciosa sonrisa aunque le hagamos mil perrerías... Es tan bueno... Pero como ya estamos acostumbrados en esta vida loca loca loca, hace tres semanas descubrieron que tiene otro tipo de epilepsia, una epilepsia normal, si es que alguna epilepsia se puede considerar normal. Estamos en el terrible momento del control con medicamentos y no está yendo muy bien así que vamos muchas veces al hospital para comprobar, analizar, preguntar, probar, volver a probar... Un poco agotador, sobre todo para Héctor, pero como ya he dicho, al ser mi hijo una bestia de la naturaleza y no quejarse nunca jamás yo no me siento con capacidad moral para quejarme de nada en el mundo. Y en estas andamos. Ahora me gustaría poder contaros una duda, una verdadera duda. Desde que empezamos en la aventura de la epilepsia Héctor esta visitando a un osteópata que nos recomendó nuestro estimulados, bendita la hora. Mira que yo soy bastante escéptica con la medicina natural, lo reconozco, pero no puedo negar el efecto tan positivo que está teniendo en Héctor. Tanto a nivel motor como de desarrollo global, hay un antes y un después desde que empezamos. Ahora con la nueva epilepsia el osteópata nos ha asegurado que puede ayudarle a corregirla aunque le está costando un poco pero estoy segura de que así será, ahora viene mi duda. El jueves pasado. Acuñaron a Héctor de los 12 meses y el efecto que tuvo en el fue... Horrible. Fiebre, las crisis se dispararon, estaba totalmente adormilado... Y así se lo comenté en la siguiente visita al o. (Por ahorrar) Él me confesó que el sistema de vacunación español es bastante bestial, que, por ejemplo en Japón no se va una a los niños hasta los 2 años porque las vacunas son muy agresivas y que no se nos advierte de los efectos secundarios. Me contó el caso de un niño que después de la vacuna de los 6 meses padeció tos ferina y otro en el que un niño que hasta los 2 años había sido completamente normal después de una vacuna había desarrollado patrones de conducta autista. Me recomen consultar información de un doctor, os dejo el nombre, Xavier Uriarte, cofundador de la Liga contra vacunaciones masivas. La información es súper interesante. Y me recomendó que me pensara mucho la posibilidad de esperar para vacunar a Héctor cuando sea más mayor, pues no siempre es positivo vacunar a niños que ya tienen problemas... No sé, me resulta muy difícil posicionarme entre la medicina tradicional y la natural. Me encantaría encontrar un punto de equilibrio, pero es muy complicado siendo tan opuestas, una anula a la otra y yo, pues estoy hecha un lío. Le comenté a la neuróloga, haciéndome un poco la loca, el tema de las vacunas y me dijo que es cierto que habrá que valorar la opción de retrasar la vacuna aunque la vacuna sea obligatoria... Me gustó que pareciera razonable en ese caso y no cerrara del todo la puerta al tema, pero aún así me surgen mil dudas. Vacunamos a nuestros hijos porque nos ha dicho que es indispensable y bueno para ellos, pero, ¿es realmente así? ¿No son las vacunas en algunos caso manipuladas por intereses comerciales de las farmacéuticas? Una auténtica locura, ¿no os parece? Es como la educación integrada o especial, otro tema que me carcome el cerebro, pero del que hablaremos más adelante. Y... Para terminar por fin lo he entendido. La clave para no agobiarme en todo esto es entender que Héctor va a otro ritmo, a otra velocidad, pensaréis que he descubierto un mundo nuevo y que estoy diciendo una chorrada que todos sabemos. Sí, pero por primera vez, me he dado cuenta de ello. Tengo que adaptarme a sus tiempos y cuando esté a punto de tirarme por el balcón repetirme como un mantra "adáptate a sus tiempos, adáptate a sus tiempos"... Entonces me invade la tranquilidad y, todo vuelve a su lugar. Se acabó por hoy. Vaya rollazo, ¿no? Felicidad para todos!