Me llamo Sara, tengo 30 años, estoy casada con el hombre de mi vida y soy mamá. Mi bebé se llama Héctor, tiene casi 4 meses, es rubio con los ojos azules, no sé muy bien de dónde los ha sacado, pero son preciosos, es dormilón, alegre, tierno, guapo a rabiar, no porque sea mi niño, es un precepción totalmente objetiva.

Héctor tiene Síndrome de Down.

Sólo quiero contaros nuestra historia.

jueves, 20 de agosto de 2015

Meditaciones profundas de mi corazón latino.

Llevo unas semanas pensando mucho... Analizando este último año de locura, todas las cosas que nos han pasado, y las que no, los momentos que hemos vivido casi a cámara rápida, sin tener mucho tiempo para pararnos a analizar por dónde iban los tiros. Este mes de agosto no hemos salido de vacaciones al contrario del 90% de la población madrileña, se hace un poco raro pero a la vez reconozco que me encanta Madrid en agosto por su tranquilidad y su ritmo lento, su aparcamiento fácil de encontrar y gratuito por las tardes y ese sentimiento de que todo, o casi todo se detiene para darnos un respiro.

No sé si he aprovechado bien este año, pero no quiero que acabe el mes sin plantearme lo que he aprendido y lo que he preferido olvidar. Tengo la sensación de haber crecido mucho en muy poco tiempo y a veces me siento algo dolorida, como los niños que se quejan del dolor de piernas y de brazos cuando pegan el estirón. Pero sin duda me siento más sabia y sobre todo más tranquila y más dueña de mí misma y de mi vida. Me gusta lo que veo por las mañanas cuando me levanto, mi casa, mi piel, mi niño que me sonríe cuando me ve abrir su puerta, mi marido que siempre me entiende y me acompaña y el círculo que me sostiene y hace que todo fluya. Estos días medito mucho en la necesidad de ser agradecida con la vida, con Dios, de no ser egoísta ni egotista. Todos los días busco motivos por los que sentirme agradecida y feliz y la verdad es que siempre los encuentro, y no necesito esforzarme demasiado en hacerlo, así que creo que eso es una buena señal. Estoy haciendo un esfuerzo interior por no dejar que lo negativo que a veces me rodea no me amargue la existencia, aunque debo reconocer que no siempre es fácil, pues soy una persona obsesiva por naturaleza y algunas cosas me desequilibran, sobre todo las que se escapan a mi comprensión.

Hay una cosa que me está ayudando mucho, mucho, mucho. Pensar en aquellas personas que tienen circunstancias más difíciles que las mías. Parece fácil el concepto, pero llevarlo a la practica no lo es siempre. Como dice mi padre, "cada uno con sus miserias", y es que a veces, por mucho que sepamos que otros lo pasan peor que nosotros, a la hora de la verdad, cuando cerramos la puerta de casa son nuestros problemas los que nos quitan el sueño, y lo que les pase a los demás... Pues les pasa a los demás. En mi opinión, esa es la causa del alargamiento y de la mayoría de los problemas de una buena cantidad de gente. No ver más allá.

A ver, centrándome en el motivo por el que abrí este blog, por poner un ejemplo, yo podría vivir amargada o preocupada eternamente por la discapacidad de mi hijo y las complicaciones que esta situación hará que surjan ahora y en el futuro. Podría sentarme en mi sofá a pensar en porqué a mí, en mi mala suerte, en mi situación tan difícil, en los retos que se nos presentarán y los problemas que quizá no podamos resolver, y regodearme en mis dificultades, rebozarme en ellas y ponerlas en primer lugar, por delante de todo lo demás. Y no estaría mal. Tengo derecho a hacerlo, es lícito, incluso lógico, ¿verdad? Pero, ¿es sano? ¿Es cierto, si quiera? Sí, claro, la crianza de hectolinomylove no será un camino de rosas, como no lo será la de Noa ni la de posibles futuros hijos. Como no lo fue la mía. Pero si me levanto de mi sofá y me paro a pensar en aquellos que me rodean y en sus circunstancias... Quizá me lleve una sorpresa, quizá yo no sea tan desgraciada, ni mi situación tan dura. No. Debo reconocer que llegar a esta conclusión, que ahora la lees y dices, anda chata, has descubierto tú la cura contra el SIDA, no, no es así, ojalá. Pero es que de verdad que no es tan sencillo. Porque cuando te pasa algo como tener un hijo con Síndrome de Down, asi de sopetón, en el fondo más profundo de tu mente y corazón te sientes con el derecho a ser considerada especial, y ya está. Porque tu vida ahora es muy especial. Porque encima lo estás llevando bastante bien y te mereces ser admirada, o, al menos, eso descubrí yo en lo más hondo y profundo de mi corazón. Es la primera vez que estoy confesando esto, pero me da igual. Ale, ya lo he soltado, total no sé ni quien me lee, si es que alguien me lee, no creo que vaya a escandalizarse, si así es, pido perdón.

Y el caso es que estas meditaciones de mi corazón me ayudan cada día a ponerme en mi sitio. Me está ayudando mucho tener que convivir con la enfermedad grave de un familiar cercano. Ver a alguien enfrentarse a la pérdida de salud, a la impotencia del no saber qué va a pasar, a lo durísimo de depender de la ayuda de otros cuando siempre has sido una persona más que autosuficiente está siendo una experiencia durísima para ella, pero una lección de vida para mí. Estoy creciendo como persona y dejando a un lado mi YO, YO, YO, dándome cuenta de que, nada es tan importante, la vida ha sido buena conmigo, me trata bien, y valoro poder abrir los ojos cada día y levantarme de la cama sin dolor, tener un hijo sano, eso es lo más grande, con sus cositas, pero un niño que me mira, me sonríe, me echa los brazos, grita, baila, ve, oye... Un hombre que me quiere por lo que soy y así me lo demuestra cada día, una familia que siempre está dispuesta a apoyarme y a hacerme la vida más fácil y unos amigos que me dan justo lo que necesito.

Yo me siento afortunada, y creo de verdad que todos deberíamos aprender a ser agradecidos, a entender las circunstancias de los demás, a valorar sus esfuerzos y a volcarnos en ellos y no en nosotros mismos. De esa manera estaríamos mucho más llenos. Debería ser una asignatura obligatoria en el colé: Valoración del prójimo. Oye, quizá así nos quitaríamos las chorradas que no nos dejan ver y todos seriamos mas felices.

Aquí se despide la doctora love. Jajajajaja. Soy lo peor.

Besos!!!

miércoles, 5 de agosto de 2015

¡Segundo agosto en la vida de Hectolinomylove y de este blog!

Reconozco que el ritmo de entradas deja mucho que desear, se trata de un problema de tiempo y motivación. Cuando tengo tiempo no me encuentro motivada para ponerme a escribir y cuando estoy motivadísima cual Antonio Machado no tengo ni tiempo, ni fuerza, ni ganas, sinceramente. Así que aprovechando que estoy ahora en un momento tonto y aunque debería ponerme a planchar la montaña del tamaño del Teide que está saludándome al otro lado del pasillo... Paso. Me pongo a escribir.

He tenido un fin de semana maravilloso, de reencuentros, de auto examen, de aprendizaje y esta semana está siendo muy productiva en ponerme nuevas metas para este año, lo que importa es que las lleve de la maravillosa teoría a la cruda y dura práctica. Sé que este año va a ser intenso, con la llegada de Noa se va a multiplicar el trabajo, la montaña de ropa pasará a parecerse más al Everest, volveremos a los tiempos en que parecía un mapache por mis ojeras y, por la actividad que tiene esta niña dentro de mi tripa creo que va a estar muy lejos de ser el bebé pachorrón y tranquilo que fue su hermano... Dios mío apiádate de mí.

Aún así estoy muy emocionada con todo. A nivel mental me he planteado dedicar todos los días un ratito, no espero que pueda ser más de 10 minutos, a la meditación, lo cual me ayudará a poner mi mente en orden y como dice la físico de Hectolinomylove: "si hay orden dentro, hay orden fuera".

Quiero intentar dedicar tiempo a estar con las personas que más quiero y dedicarles tiempo de calidad. Menos whatsapp y más vernos en persona y contarnos nuestras vidas. Me gustaría bajar al sur otra vez, ¿os he contado que viví 3 años en Granada? Pues sí, y guardo algunos de mis recuerdos más preciosos y de mis amistades mas importantes de esa época. Así que intento bajar todos los años, porque además es una ciudad que guarda un significado muy especial para mi maridorro y para mí y allí siempre pasamos preciosas micro lunas de miel.

A nivel físico también tengo una meta ver y important. Volver a sentirme a gusto en mi piel, para ello quiero convertirme en runner, que ahora está muy de moda, o como diría yo, pasar del trote cochinero a la carrer de gacela. Un gran reto para mí, pero lo voy a conseguir. Sí señorita. Seré una madre buenorra total.

Tengo también buenas noticias sobre mi retoño. ¡Esta semana Héctor ha empezado a sentarse solito! Habrá quien piense que con 16 meses ya era hora, pues al que piense eso, que le den. Héctor tiene un desarrollo similar al de un bebé de 10 meses y cada pequeñ cosa que consigue... Nadie sabe el esfuerzo que hay detrás de esos pasitos, el hecho de verle progresar significa tanto para Javi y para mí... Es como si alguien nos dijera, venga chavales, que lo vais a conseguir. Todas esas noches en que no podéis conciliar el sueño por la preocupación todas esas miradas furtivas, esos nervios en el estomago y esa incertidumbre que sentís a veces tendrá su recompensa. Y no hay sensación que se pueda comparar. Siento un orgullo tan grande de mi niño, de ver lo luchador que es, con esa sonrisa eterna, y la poca importancia que se da, no sabe que es un pequeño héroe, me estoy planteando ponerle una capa para que se vaya concienciando de que él es y será un súper hombre, la persona que más motiva a a seguir luchando y a mejorar. ¿ Cómo me voy a quejar yo si aun en sus peores momentos, con decenas de crisis epilépticas al día, hinchado por los corticoides, cansado por la medicación, según habría los ojos por la mañana lo primero que salía de su boca era una carcajada?

Este fin de semana también me ha gustado ver el efecto que tiene hectolinomylove en la gente en general. Observando desde lejos es precioso ver el amor que causa en todos, pero también me ha gustado ver cómo empieza a seleccionar a quien dedica sus sonrisas desmontando la odiosa frase "estos niños son muy cariñosos", cada vez que la oído me dan ganas de tirarme por las escaleras, que cosa más tonta de frase hecha. Noooooooo es así. Estos niños, como todos los niños, son cariñosos con quien les sale del alma. Necesitan tener un feeling con la persona, si no, lo único que el otro obtendrá es, como con todos los niños, una preciosa vista de su nuca.  Y yo cada vez que veo hacer eso a Héctor... Pues qué queréis que os diga... Me digo para mis adentros, ¡OLE TU, PEQUEÑO! Ahora vas y le dices a otra madre la manida frasecita. Héctor solito desmonta mitos y destruye topicazos. Le quiero tanto que voy a reventar.

Muchos besos para todos, especialmente para los que estéis pasando momentos complicados con vuestros pequeños hospitalizados. Mucho ánimo y que nunca se os olvide. Vosotros y no las familias perfectas que nos muestra la tele, vosotros sois los verdaderos héroes de esta sociedad.