Me llamo Sara, tengo 30 años, estoy casada con el hombre de mi vida y soy mamá. Mi bebé se llama Héctor, tiene casi 4 meses, es rubio con los ojos azules, no sé muy bien de dónde los ha sacado, pero son preciosos, es dormilón, alegre, tierno, guapo a rabiar, no porque sea mi niño, es un precepción totalmente objetiva.

Héctor tiene Síndrome de Down.

Sólo quiero contaros nuestra historia.

lunes, 17 de octubre de 2016

Vuelvo.

¡Hola!

Después de casi un año, ¡un año! Sin escribir ni una sola palabra vuelvo a la carga. Porque creo que es muy necesario. Sigue siendo necesario para mí y creo que, en general, es necesario seguir escribiendo mi día a día con Hectolinomylove. 

Es necesario porque me doy cuenta de que hay que normalizar la visión de la sociedad de las personas con discapacidad intelectual, que seguimos pensando que son personas con una edad mental de niño y por eso les tratamos como tal, como a niños, y eso no puede ser así. Que seguimos pensando que tener un hijo con discapacidad intelectual es una desgracia, y aquellos que los tenemos debemos demostrar al mundo que no es así, que nuestros hijos son maravillosos, que nuestra vida mejora con ellos, y no es un sacrificio como muchos piensan, ni un renunciar a llevar una vida normal. Tenemos una vida especial, gracias a ellos, que cambian el sentido de las cosas, que nos demuestran lo que es realmente VIVIR y AMAR.

Mi día a día con Héctor y con Noa es apasionante. Tener un hijo con síndrome de Down es la mayor motivación que he encontrado jamás. Y lo más gratificante. No puedo explicar el orgullo que siento cuando veo a Héctor conseguir andar, cuando repite lo que le digo, cuando me saluda con un sonoro ¡Hola!, cuando sube las escaleras, cuando se lleva un gusanitola boca... Porque todas estas pequeñas cosas son casi automáticas para nosotros pero son pasos importantísimos que requieren un gran esfuerzo para ellos. Y yo, me muero de emoción pensando en todas las cosas que nos quedan por hacer juntos, por descubrir juntos.

Y también porque creo que es importante decir las cosas como son en realidad. Cuando nació Héctor me ayudó mucho leer testimonios de otros padres y en estos dos años y medio tengo mis propias experiencias y una opinión bastante clara de lo que me gusta y me disgusta.

Todavía me cruzo con personas en la calle que miran a Héctor y murmuran "pobrecito...", y yo murmuro "ignorante...". No hay nada más peligroso que la ignorancia, así que estoy decidida a compartir nuestras cosas, las buenas y las malas. Para aquellos que tengan amigos con niños con síndrome de Down, para aquellos que vayan a ser padres de niños con síndrome de Down, o ya lo sean, o para aquellos que no conozcan a nadie con síndrome de Down pero les apetezca saber cómo son en realidad, o como es Héctor, porque cada individuo es un mundo. Y cada familia. Así que poco a poco os iré explicando lo que hacemos, lo que pensamos y lo que sentimos.

Por cierto, para quien no lo sepa, octubre es el mes de la concientización del síndrome de Down, lo que significa que este mes me convierto en una cansina total, aviso.

¡Un beso para todos! 

Dejad comentarios, podéis preguntar lo que queráis y comentar lo que queráis. Lo agradeceré mucho.

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